fragmento asíncrono

Cuando no se sabe leer o no se quiere entender

Guillermo Navarro Jiménez

Si se sabe leer, es fácil constar que el texto constitucional que el asambleísta Gilmar Gutiérrez atribuye a Acuerdo País, es el difundido en la página web del Diario La Hora. Texto constitucional que, como lo confirma el propio Diario, corresponde a la propuesta preparado por la comisión de juristas del CONESUP. En consecuencia, cabe preguntarnos ¿Es que Gilmar Gutiérrez no sabe leer? Como hemos de presumir que si sabe leer, hemos de preguntarnos cuales son las razones por las cuales oculta esta verdad incontrovertible.

La más elemental respuesta es que Gutiérrez si sabe leer pero no lee. Si hubiese leído, hubiese constatado que Diario La Hora señala, en grandes caracteres, que ese texto corresponde al CONESUP. Si, además, como la ética lo manda, antes de opinar hubiese leído comparativamente el texto de la Hora con el pequeño libro publicado por el CONESUP, entregado a todos y cada uno de los Asambleístas, igualmente hubiese constatado que se trata de un mismo texto. En conclusión Gutiérrez no lee, e irresponsablemente afirma lo que afirma por cuanto no conoce los textos constitucionales, limitándose a recitar lecciones que quien sabe quien le pone en sus manos.

Una segunda respuesta es que si sabe leer pero no quiere entender. Esto implicaría que Gutiérrez si conocía que el texto constitucional al que hizo referencia era el del CONESUP. Conocimiento que ocultó deliberadamente por razones políticas, en el mejor estilo de su práctica cuando ejerció la diputación en el Congreso Nacional. En este caso, la práctica politiquera se habría encarnado tan fuertemente en Gutiérrez que no conoce y tampoco puede mantener una posición ética, como demanda la praxis política en la Asamblea Constituyente.

Adicionalmente, y para fortalecer su traspiés, afirmó Gilmar Gutiérrez que en las Mesas no se definen textos constitucionales, como igualmente lo demandó en la Mesa de Régimen de Desarrollo. En este caso no se trata de si sabe leer o no. Se trata de un supino desconocimiento sobre el proceso constituyente y sobre los temas que se debaten. Efectivamente, desconoce que los textos constitucionales se elaboran sobre bases teóricas que sustentan, tanto la direccionalidad de los contenidos como los textos explícitos. Desconoce que las constituciones responden a propuestas teóricas, éticas, técnicas, que deben debatirse. Propuestas que, por cierto, se subordinan a los principios ideológicos y políticos de los grupos hegemónicos. Desconoce temas que tratan del carácter y tipo Estado, las formas y tipo de democracia, la diferencia entre equidad y desigualdad, por citar algunos, como lo comprueba su ausencia a los debates o su silencio absoluto cuando concurre.

En conclusión, el asambleísta Gutiérrez o bien se dedica a leer, a aprender los aspectos procesales, a debatir los diferentes temas con sólidos argumentos como corresponde, o, simplemente continúa en ese griterío confuso, en la algarabía que era propio del congreso , pero totalmente impropio, ajeno a la Asamblea Constituyente.