El volcán Tungurahua, en el sur de Ecuador, continuaba ayer emitiendo ceniza y columnas de humo hasta de 3 km de altura sobre el cráter, en un proceso cada vez más similar a la erupción del 2006, cuando dejó seis muertos, informó el Instituto Geofísico.
“No ha variado la sismicidad del volcán y mantiene actividad con tendencia ascendente” , dijo la vulcanóloga Silvia Vallejo en la estación Guadalupe, desde donde se monitorean los cambios del cráter.
“Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo pasó nublado, solo se vio una que otra explosión y se escucharon cañonazos y bramidos”, señaló.
A 135 km al sur de Quito, el volcán registra el comportamiento de agosto del 2006, cuando además de víctimas dejó 6.500 damnificados y caseríos sepultados bajo la ceniza.
Las columnas de humo se elevaron hasta 3 kilómetros por encima del cráter y tres poblaciones reportaron acerca de caída de ceniza.
El volcán, de 5.029 m de altura, pasó el viernes a una fase de más actividad hasta con 30 explosiones por hora, lo que forzó la reubicación de más pobladores tras el traslado de un grupo de 800.
El cráter ha arrojado ceniza y material incandescente en el último mes, obligando a reubicar a unas 251 familias de varias comunidades de la provincias de Chimborazo y Tungurahua.
En las faldas del macizo está la localidad turística de Baños, de unos 15.000 habitantes, que debieron ser evacuados a la fuerza por una erupción en 1999 y cuyo retorno demoró varios meses.
Pese a la amenaza de la ceniza y las piedras ardientes que arroja el volcán Tungurahua, pequeños agricultores continuaban luchando el viernes para salvar sus plantaciones de maíz y papas.
Técnicos evalúan cambio de alerta:
Los técnicos del Instituto Geofísico de Ecuador, no han confirmado un cambio de alerta, que por los momentos se encuentra en fase amarilla y se prevé que pase a naranja.
El volcán Tungurahua, en Ecuador pasó a una fase de mayor actividad desde el pasado ciernes 11 de enero, lo que forzó la reubicación de unos 800 pobladores de la provincia de Chimborazo, ubicado a unos 135 kilómetros al sur de Quito.
Los técnicos del Instituto Geofísico de Ecuador, no han confirmado un cambio de alerta, que por los momentos se encuentra en fase amarilla y se prevé que pase a naranja.
La posible erupción del volcán no es la única preocupación que tienen los habitantes de la zona, debido a que desde el pasado miércoles se han presentado lluvias, por lo que se teme que los ríos se desborden y causen destrozos en el sector.