En la Cumbre de Río celebrada hace pocos días en República Dominicana, un irreverente Evo Morales fustigó a las oligarquías latinoamericanas y al imperio gringo por calificar a toda forma de resistencia popular como terrorista; lo cual le llevo a Evo a sentenciar que si oponerse al intervencionismo norteamericano en América Latina; si un gobierno pretende aprobar en la constitución la prohibición de bases militares extranjeras en suelo patrio, ratificando la soberanía inalienable e irreductible del suelo boliviano, ES SER TERRORISTA, pues señores: “Aquí tienen sentado a un terrorista más”.
Ya lo diría un alto dirigente de la Coordinadora Continental Bolivariana CCB, cuando señalaba que en épocas pasadas a Eloy Alfaro le tacharon de hereje y bandido, por haber aplicado la revolución liberal que le dio el status de dignidad a la mujer, en todos los ámbitos; a Sandino, Allende, Fidel Castro, Velasco Alvarado, El Ché, la opinión pública los consideró comunistas asquerosos. En fin, a todos los luchadores populares que se oponen a la pérdida de soberanía; que defienden el derecho al agua, a la vida expresada en la naturaleza hoy amenazada por las madereras, como lo ocurrido en suelo mapuche, todos son estigmatizados como terroristas. Al mismo Jesús, el primer comunista de la historia, lo ajusticiaron por haberse atrevido a pedir al mercader –equivalente al capitalista del siglo XXI- que reparta sus bienes a los pobres y le siga.
En el caso ecuatoriano no es una excepción, la derecha en Ecuador ha arremetido en contra de todo lo que huela a corrientes políticas extremistas de izquierda, creando miedos para criminalizar el derecho a la protesta. Hablan de que Chávez está financiando células terroristas, conocidas como ‘casas alba’ para sembrar el terror en la tierra de Bolívar y Martí. Vomitan odio cada vez que se refieren a los movimientos sociales opuestos a la ingerencia de la CIA , el Comando Sur y las ONGS tipo USAID, en asuntos domésticos de nuestros pueblos. Y peor ante quienes osen levantar la voz de la unidad latinoamericana para enfrentar a un enemigo común.
Sobre el sonado caso del bombardeo a la frontera ecuatoriana, cabe reconocer que es cuento viejo y/o secreto a voces que la guerrilla ingresa desde hace ‘décadas’ por la permeable frontera del norte, para comprar alimentos, armas; para hacerse atender en las clínicas de Lago Agrio, El Coca, etc, hecho que ha sido tolerado por las autoridades de Ecuador. Pero cabe hacer una aclaración en torno a un concepto errado, cuando se pretende calificar de terroristas a las FARC. Es muy conocido que este término fue acuñado por Washington a raíz de la caída de las Torres Gemelas de New York, hecho que -según ilustrados criterios- fue un montaje del gobierno de EE.UU. para apoderarse del petróleo de Irak.
Los campesinos colombianos y ecuatorianos, al referirse a la guerrilla demuestran gratitud por la ayuda que les presta. “No son malos, nos ayudan en todo”, opina la gente, al ser consultada.
No obstante, como el discurso del poder pretende encontrar sospechosos de colaborar con las FARC, a todos quienes hablen bien de las fuerzas insurgentes colombianas, a aquellos que se solidaricen con las víctimas de la violencia oficial, a la gente le da miedo de hablar. Este espacio se pregunta por qué el presidente Bush felicitó a su par colombiano, como defensor de la democracia y la seguridad de la región, ante el aleve y criminal atentado a seres humanos indefensos, que descansaban en un campamento en la selva. No es casualidad que se repitan las mismas maniobras de Irak en Ecuador: bombardeos teledirigidos, visores nocturnos, aviones blackhuck made in USA. Un operativo apoyado por manos asesinas, irónicamente defensoras de los DD.HH. y de la democracia?
El trasfondo del imperio es obligar a Ecuador a demandar la intervención de fuerzas internacionales en suelo patrio, para detener y eliminar a las fuerzas insurgentes, en sumisa aplicación del Plan Patriota. Que bajo el pretexto de requerir la presencia de los “cascos azules de la ONU ” (sumisos al imperio), se legitime la presencia intencionada de los marines y rangers yanquis en la frontera. Es público que a los EE.UU. y a sus empresas petroleras les preocupa que las FARC ocupen casi el 40 % del territorio selvático de Colombia, donde se hallan enormes reservas de petróleo y gas, que no pueden extraer, desde hace tiempo, debido a la resistencia armada.
¡Para la Doctrina Monroe, Bolívar era un peligro a eliminar, el pueblo digno y soberano de la Patria Grande es como la paja que se le arranca mil veces, pero vuelve a crecer; pues el suelo de esta América es fértil, gracias a la sangre de sus héroes caidos, por alcanzar la segunda y definitiva independencia!
No olvidar que: ¡Apoderarse de la amazonía para controlar las reservas de crudo, minerales, agua y oxígeno! Es la consigna de Washington!
PRENSA ALTERNATIVA