Quito, 1 ene (PL) Los ecuatorianos esperan hoy un mejor 2009 y que se cumplan sus sueños, tras quemar en la medianoche de este 31 el año viejo; una tradición de antaño que invade todo el país.
Se trata de la quema de un monigote, confeccionado con papel y residuos de tela, con la careta de un personaje político, de la televisión o hasta de un familiar, al cual desean despedir al final del 2008.
De esta forma se busca dejar atrás todo lo malo ocurrido durante los últimos los 12 meses y augurar por un período nuevo, en positivo, declaró Armando Franco, uno de los tantos quiteños que en la medianoche pasada incendió su muñeco.
El monigote se hace en la casa o lo puede comprar en almacenes improvisados por la gente y su costo varía, según la calidad.
En los puntos de ventas de muñecos las mayores compras son de figuras con imágenes de ex presidentes ecuatorianos y estadounidenses, y también de líderes de partidos políticos.
Las ofertas de estos peleles se multiplicaron en las principales avenidas de Quito y los precios oscilaron entre los tres y 200 dólares.
Aunque algunos se adelantaron y quemaron su muñeco antes de la medianoche, la llegada del nuevo año se convierte en todo un espectáculo, lleno de hogueras, pues se pretendió con fuego de consumir los malos ratos y la desazón, lo cual constituye una tradición en este país andino.
Para algunos, el año expira representado en un monigote. Su cuerpo de tela y aserrín, papel y madera o cartón y esponja es devorado.
Medios de prensa nacionales señalaron que Ecuador es el único territorio de la región que despide el año quemando figuras. El origen de esta práctica es muy antiguo de la etapa de la colonia.
Miles de quiteños se concentraron también anoche en la avenida Amazonas, donde se realizó el concurso de años viejos organizado por una empresa capitalina.
A lo largo de toda esa arteria, se exhibieron verdaderas obras de arte: figuras elaboradas por el municipio de Quito, el Consejo Provincial y la iglesia de Iñaquito, entre otros.
Los participantes en este evento confeccionaron maniquíes y hasta estatuas, en las cuales intentaron demostrar su acuerdo o desacuerdo con las políticas implementadas en el viejo 2008, que significó el nacimiento de una nueva Constitución nacional.
Al final, se escogieron a los mejores muñecos y en medio de una gran fiesta se quemaron las figuras.