fragmento asíncrono

¿GUEVARISTA, POR DÓNDE?


Mientras el Ché Guevara junto a Fidel Castro nacionalizaron las principales empresas norteamericanas asentadas en Cuba, como la United Fruit Company o la Texaco , el gobierno de la revolución ciudadana -presidido por Rafael Correa- ha entregado varios campos petroleros a la empresa privada, ha cedido el campo Sacha a PDVSA; así como el importante campo Pungarayacu -por 30 años- a la empresa gringa Ivanhoe, reeditando el entreguismo neoliberal del pasado.

Mientras Fidel Y El Ché defendieron con las armas la soberanía de Cuba ante el ataque e invasión militar de EE.UU. en 1962, Correa fue incapaz de criticar frontalmente al gobierno de Washington, por haber sido cómplice del aleve bombardeo colombiano que violó la integridad territorial del Ecuador.

Un gobierno guevarista como dice ser el actual regimen, jamás habría permitido que la embajada de los EE.UU. haya construido un bunker imperialista de 60 mil metros cuadrados, hoy convertido en sede diplomática imperialista, capaz de albergar a todas las ONGs intervencionistas; la CIA , NED, FED y demás fuerzas contrainsurgentes y de espionaje internacional en suelo ecuatoriano, lo cual ha lesionado la soberanía del Ecuador.

El Ché Guevara jamás habría mandado a reprimir al pueblo, con prácticas militares y policíacas que aterrorizaron a mujeres y niños indefensos en la parroquia petrolera de Dayuma. El Ché habría luchado junto a los campesinos del Oriente, de Victoria del Portete, Molleturo, Nabón, Juan Bosco y demás lugares donde nuestro pueblo defiende el derecho al agua, la soberanía alimentaria, la dignidad y la vida.

Mientras El Ché como Ministro de Industrias apoyó a las empresas cubanas, promoviendo su desarrollo, recuperando los medios de producción y las fuerzas productivas en manos del pueblo; acá, en la llamada revolución ciudadana, se pacta con los monopolios criollos para hacer negocio con la necesidad de la gente; en lugar de crear empresas estatales que provean el alimento diario a mitad de precio, como si lo está haciendo Chávez en Venezuela.

Si esta revolución fuese guevarista ya se habría ordenado desmovilizar a casi 14.000 efectivos de la frontera norte, para adiestrarlos en faenas agrícolas junto al pueblo campesino, a fin de recuperar la producción agropecuaria. Asimismo, en lugar de botar la plata con los 300 millones de dólares que el gobierno ha entregado a la Policía , para modernizar la represión y el espionaje, se pudo comprar miles de tractores a fin de emprender la revolución agraria que el Ecuador demanda.

Si Correa y sus asambleístas de Movimiento País fuesen guevaristas, como anunció el Primer Mandatario en su Informe de labores en el Congreso Nacional, teniendo como telón de fondo la imagen soberbia de El Ché, se habrían solidarizado con la guerrilla colombiana y con todo grupo insurgente que luchan por la soberanía y autentica libertad de los pueblos. Y no habrían convertido a las FF.AA. en instrumento servil de EE.UU. al servicio del Plan Colombia.

Si este gobierno fuese auténticamente guevarista, habría sacado del país a las Telefónicas Porta y Movi, nacionalizando el espectro radioeléctrico; con lo cual el país gozaría de ingresos anuales por más de 1200 millones de dólares. Otro fuera el Ecuador si tuviésemos a Evo Morales en el poder, quien si fue capaz de hacerlo en Bolivia.

Un gobierno guevarista ya hubiera caducado el contrato con la petrolera Petrobrás, con Repsol YPF, gracias a que Correa ha demostrado ser aliado de las multinacionales, nuestro pueblo ha perdido la oportunidad de nacionalizar la industria.

¿Acaso El Ché no fue guerrillero? y, si él viviera todavía y fuese ecuatoriano ¿el ministro de Gobierno Fernando Bustamante habría ordenado a las FF.AA. y a la Policía capturar o asesinar a Guevara por oponerse al saqueo minero, que se viene en el Ecuador?

Acá tenemos seudo guevaristas de cafetín, de tarima, burócratas de escritorio que han hecho de las consignas de El Ché un medio de vida. Los auténticos revolucionarios caen a diario en las calles, en el campo, en las montañas y no se parapetan como asambleístas sumisos ante el poder y, temerosos de perder un cargo público, si votan en contra de la voluntad del compañerito presidente. Veo con indignación cómo se canta al Ché, se evoca a la revolución cubana, mientras se ordena reprimir al pueblo, mientras se defiende a esta democracia derrochadora, cuna del analfabetismo, corrupción e injusticia capitalista.

¡NO más engaño ECUADOR!

PRENSA ALTERNATIVA