fragmento asíncrono

La muerte del derecho

Víctor M. Carrión Varas

No es necesario ser abogado para amar al Derecho. El pueblo ecuatoriano ama el derecho a su libertad, a su progreso, al bienestar ciudadano, a la paz y a la soberanía territorial.

El ecuatoriano puede estar lejos de su tierra, lejos por muchos años y sigue arraigado a la misma. Cuando la paz del país ha sido amenazada no ha dudado en irse a la guerra para ganar la paz. El pueblo ama trabajar para bienestar de su familia y del pueblo todo para lograr el progreso de su entorno, llámese ciudad, pueblo, recinto. Pero su libertad como legado paterno de sus héroes es la motivación para desterrar a sus ocasionales tiranos.

Toda libertad, progreso, bienestar, paz y soberanía nacional se gana con la vigencia del Derecho y su práctica permanente en los pueblos.

Pero en nuestro país el Derecho se muere. Comenzó su deceso el día que no era preciso ya ser abogado para intentar la justicia en las cortes, cuando los políticos administraron a la Función Judicial. Cuando varios presidentes y diputados le cerraron el paso a las autonomías votadas mayoritariamente por nosotros, como también el Congreso le cerró el paso a las reformas constitucionales o a las consultas populares para reformar la Carta Magna. Su fatídico final fue labrado por el control del Ejecutivo en el TSE, TC, Contraloría y Procuraduría cuanto organismo de control estatal existe, pasando a ser entidades de bolsillo de Carondelet.

El proceso electoral del año 2007 es una contundente muestra del control del Presidente de la República al Tribunal Supremo Electoral. La estafa electoral con el accionar de la asamblea y el llamado “mandato 001” lo ratifica, de Asamblea Constituyente paso a ser una asamblea administradora del Ejecutivo, como una unidad ejecutora de leyes hechas a la medida de Carondelet.

Fue necesario elegir un nuevo presidente para intentar resucitar el Derecho, pero el remedio resultó peor que la enfermedad. El presidente Correa considera que es preciso terminar de matar al Derecho de su pueblo para crear un nuevo orden.

En el nuevo orden existe realmente desorden. Una Asamblea cuyos miembros peregrinan a Carondelet a recibir instrucciones del todopoderoso presidente. La asamblea constituyente dicta reglamentos y mandatos para desdecirlos a las pocas horas, para violentarlos. Las normas de Derecho inconstitucionales que se dictan rigen al país por la fuerza de los mandatos “constituyentes” también son transgredidas por los mismos asambleístas que supuestamente deben observarlas y hacerlas respetar.

No existe cumplimiento formal de las promesas electorales del presidente y de “sus” asambleístas. El Mandato Popular ordenado por el pueblo ecuatoriano en las urnas ha sido inobservado, no existe libertad de tránsito en el país, los medios de comunicación están maniatados so pena de perder sus concesiones estatales, el bienestar ciudadano ya no existe por el alto costo de los alimentos esenciales para la población, la paz ciudadana es agredida diaria o semanalmente por el presidente con insultos a personas indefensas que carecen de opción alguna para hacer respetar sus derechos, la soberanía del pueblo ya no existe, se lo está dividiendo permanentemente fomentando el odio entre hermanos por la ciudad donde viven o por el barrio que habitan, se acusa a los opositores de la agrupación PAIS de separatistas pero su principal promotor político, el Presidente de la República promueve la separación de parroquias y cantones, como es el caso de Posorja parroquia de Guayaquil y de Playas catón del Guayas.

Las facultades de Derecho en las universidades del país enseñan la historia del Derecho pero no el Derecho vivo en un país regido por propaganda política en un monólogo permanente jamás observado por el tribunal supremo electoral de bolsillo. Se promueve una constitución de bolsillo que tiene su texto en blanco, que por no existir su borrador no existe material para discutirlo democráticamente.

Los mandatos de la asamblea se manejan con el más absoluto secreto hacia la ciudadanía que no tiene libertad de opinión al respecto, se los vota entre gallos y media noche, al apuro y con cansancio para luego botarlos al tacho de los errores.

Se pretende crear regiones en una mesa de topógrafo y no en la vivencia nacional de los pueblos que integran la República.

Las minorías paulatinamente se van transformando en mayoría con la suma de los arrepentidos por haber optado por la muerte absoluta de sus derechos al elegir al actual presidente y al encargarle a la asamblea un cometido que no ha sido respetado, establecer una nueva Constitución y someterla a aprobación del pueblo para que un nuevo congreso legisle.

Los asambleístas tienen la palabra para reivindicarse y liberarse del asalto presidencial a sus decisiones sin tacha en beneficio de los ecuatorianos.